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ENSEÑANZA - RECURSOS EDUCATIVOS
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1-06-2004
ENSEÑANZA: Educación EN VALORES
Tradicionalmente la educación de los hijos viene siendo responsabilidad de la familia, mientras que la enseñanza, la instrucción viene siendo competencia de la escuela.
* Etimológicamente hay una clara diferencia entre enseñar y educar. En la enseñanza tanto el profesor como el alumno tienen un comportamiento activo. El profesor enseña lo que sabe a quien quiera y pueda aprender, y el alumno asiste voluntariamente a clase para aprender lo que allí se enseña. El alumno abandona la clase y el sistema si no le gusta el profesor o lo que este enseña, pero si no alcanza los niveles que exige el profesor, es expulsado de la clase, de la escuela y del sistema. Esto ocurre y siempre ocurrió en las enseñanzas Media y Superior, y también en la antigua Enseñanza Primaria. En la educación el alumno esta obligado a ser un objeto pasivo, ya que no puede abandonar el sistema si no le gusta; esto es lo que ocurre en las actuales Educación Primaria y Educación Secundaria Obligatoria, ya que son niveles obligatorios para el alumno, para los profesores, para los centros de enseñanza, para el Estado y para la sociedad en general.
Por otra parte ningún pedagogo ha escrito jamás que las situaciones de tensión y de violencia sean apropiadas para el aprendizaje. Hemos oído repetidas veces expresiones como esta: "a mí me pagan por enseñar Matemáticas, no por educar a unos niños que ni siquiera saben estar en clase", afirmación legítima en el Bachillerato y en la Universidad. Pero en la Educación Secundaria Obligatoria el objetivo prioritario no es alcanzar tal o cual nivel de conocimientos en Ciencias y Letras, sino que el alumnado aprenda a vivir y convivir, tanto para el futuro albañil como para el que pretenda ser ingeniero. Y es aquí donde surge la necesidad de la educación en valores, expresión puesta de moda después de la publicación de la LOGSE en 1990. El grupo de alumnos que nos sirve de ejemplo no necesita de una docena de profesores, especialista cada uno en la asignatura impartida. Bastaría un solo profesor dispuesto a formar íntegramente a su alumnado, reduciendo adecuadamente los contenidos de las diversas materias, que es lo que técnicamente se entiende por adaptaciones curriculares. El nuevo profesor deber aplicarse en primer lugar a que sus alumnos aprendan a ser ciudadanos que respeten las leyes, los bienes materiales, la naturaleza, y sobre todo que respeten a sus profesores, a sus compañeros, a sus padres, que adquieran un alto concepto de su propia dignidad y de la ajena que les impida resolver los conflictos mediante la violencia, y todo ello al mismo tiempo que aprenden lo que quieren y pueden.
- Durante la escolaridad obligatoria, el alumno no puede faltar a clase, ni el profesor puede negarse a prestarle su atención. Pero, ¿qué ocurre si la mitad de la clase no es capaz de seguir las explicaciones del profesor?. Sencillamente, esta creando traumas en dichos alumnos. ¿Y si la otra mitad tiene la capacidad suficiente, pero no tiene ningún interés por la materia ni por el profesor?. En este caso toda la clase, incluido el Profesor, están perdiendo totalmente el tiempo.
- También quiere la tradición que en casos como el descrito, el maestro aplicaba el viejo principio de "la letra con sangre entra", principio que nos viene de la más antigua de las sociedades organizadas, Egipto, donde el maestro o "letrado empleaba el palo como argumento decisivo", según nos cuenta la Historia de la Pedagogía.
- Pero hoy, el castigo físico a un alumno está sancionado por el Código Penal, y si el asunto es medianamente grave, puede dar lugar a un despido procedente, si se trata de enseñanza privada o a una inhabilitación en el caso de la pública.
Por otra parte ningún pedagogo ha escrito jamás que las situaciones de tensión y de violencia sean apropiadas para el aprendizaje. Hemos oído repetidas veces expresiones como esta: "a mí me pagan por enseñar Matemáticas, no por educar a unos niños que ni siquiera saben estar en clase", afirmación legítima en el Bachillerato y en la Universidad. Pero en la Educación Secundaria Obligatoria el objetivo prioritario no es alcanzar tal o cual nivel de conocimientos en Ciencias y Letras, sino que el alumnado aprenda a vivir y convivir, tanto para el futuro albañil como para el que pretenda ser ingeniero. Y es aquí donde surge la necesidad de la educación en valores, expresión puesta de moda después de la publicación de la LOGSE en 1990. El grupo de alumnos que nos sirve de ejemplo no necesita de una docena de profesores, especialista cada uno en la asignatura impartida. Bastaría un solo profesor dispuesto a formar íntegramente a su alumnado, reduciendo adecuadamente los contenidos de las diversas materias, que es lo que técnicamente se entiende por adaptaciones curriculares. El nuevo profesor deber aplicarse en primer lugar a que sus alumnos aprendan a ser ciudadanos que respeten las leyes, los bienes materiales, la naturaleza, y sobre todo que respeten a sus profesores, a sus compañeros, a sus padres, que adquieran un alto concepto de su propia dignidad y de la ajena que les impida resolver los conflictos mediante la violencia, y todo ello al mismo tiempo que aprenden lo que quieren y pueden.
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